lunes, 11 de febrero de 2008

Un monstruoso acto de amor

Robarle la intimidad cotidiana a un escarabajo por lo visto es un acto de conocimiento del aprendiz de entomólogo. Palabra que, por desgracia, suena a embalsamador. La posible crueldad que conlleva mostrar obscenamente su vida debe ser disculpada en nombre de la ciencia. Decimos que lo hacemos por compasión, por amor. No le preguntamos a él: tal vez él hubiera preferido que no lo hubiéramos hecho. Todo el que ama también disecciona, con la misma desalmada y ansiosa curiosidad, el territorio secreto del ser amado. ¿Qué podemos aprender de ese territorio? ¿Los movimientos taciturnos de alguien que se siente atosigado por nuestra mirada? Deponer todo dominio: esa es la clave de acceso a la verdad del otro. Convertirse en el otro.

1 comentario:

sonia dijo...

despues de leerme miles de veces el título que da paso a estas líneas he podido dar a luz un nuevo pensamiento: según mi parecer, siempre aceptando todas las propuestas que vengan, un monstruoso acto de amor sería crear una família. Porque piensa, tanto tú, como yo, como mi hermana, cómo tu hermana, como esa persona de la que desconoces toda su vida, todos somos frutos de un amor, efímero y placentero al mismo tiempo, pasional y carnal, y un largo etc que si no me detuviera podría estar toda la vida haciendo lo que me gusta: leyendo y escribiendo. Si somos un fruto será que estamos involucrados plenamente en la naturaleza, en la vida, en el mundo, en la existencia. ¿y que hay detrás de todo esto, que al parecer segun un ignorante tan solo se describirian como palabras? detrás de todo eso debe de haber una verdad oculta, alguna de esas cosas que nadie nunca nos ha contado, eso que no sabemos, aquello de lo que no se habla en el mercado pero si que te planteas cuando estas apunto de entrar en el primer sueño. Y si algun dia coincidimos en pensamientos es igual, para eso somos humanos y caemos en el error de repetir las veces que haga falta las cosas, aunque si nos repetimos será porque nuestra mente es real, y nosotros simplemente somos una verdadera realidad.