sábado, 2 de febrero de 2008

Lecciones de inmersión


Cerca de casa, a tan sólo un par de quilómetros a pie, encontré una tarde este riachuelo que discurre por un cauce oculto entre cañaverales. El caudal era humilde y limpio. Mientras miraba las aguas, pensaba en cómo aprender a dejarme llevar por ellas sin oponerme a la corriente, sin resistirme a su empuje. Dejar de luchar, irme puliendo poco a poco con su roce hasta alcanzar la forma suave y perfecta de esos cantos. Tenderme bajo el agua y volverme esa piedra cálida que alguien se llevaría a casa y acariciaría sabiendo que contiene la sabiduría del tiempo.

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